Mirando atrás

11-01-2008

Mirando atrás

¿Qué no nos llegó a pasar mientras dibujaba Deadman para DC durante aquellos 5 terribles meses? Lo cierto es que en general no fué una buena experiencia.
Primero, mi compañera padece una enfermedad crónica que complicó mucho el final del embarazo de Roger, el cual coincidía de lleno con el primer comic que debía dibujar. Debíamos dejarlo todo y correr al hospital casi a diario.
Por otra parte, mi visión de Deadman no tenía nada que ver con lo que Andy Helfer, mi editor, quería para el personaje. Él estaba enamorado de la obra de Jose Luis Garcia López, con quien había realizado una estupenda mini serie del personaje y pretendía que yo dibujase a Deadman tal como Jose Luis hubiera hecho, dándole además, un aire de tebeo de aventuras.
La referencia que yo tenía de Deadman provenía de un capítulo de La Cosa del Pantano escrito por Alan Moore, donde Deadman hace de Virgilio y acompaña a la Cosa en su travesía del infierno. Mucho más interesante para el personaje, creía yo. Con esta responsabilidad encima (¡intentar igualar el trabajo de García López!) estaba claro que el miedo escénico pronto se apoderaría de mí.
Y lo hizo ¡vaya si lo hizo!
Y hubo más espacio para el miedo. El día 11 de Septiembre del año 2001 ocurrieron varias cosas: mi mujer estaba intentanto parir, las Torres Gemelas eran destruídas por terroristas musulmanes y el editor, Andy Helfer, veía caer los edificios desde el comedor de su casa (esto lo supe después). Luego, Andy estuvo perdido casi 3 semanas.
Un enfermero de la maternidad, viendo mi turbación frente al televisor de la salita de espera de urgencias, puso una mano en mi hombro y me dijo, como en una confidencia: estem vivint moments històrics, nano!. Reflexión que, por obvia, no ayudó en nada a que recobrara el ánimo ¡Por una vez que conseguía entrar yo solito en el mercado americano...!
Para mí, lo que estaba claro, aparte de que un montón de personas inocentes estaban muriendo delante de mis ojos (y de los ojos de medio mundo) en riguroso directo, es que debía terminar un montón de páginas y mi hijo, al parecer oliéndose que pintaban bastos, no quería salir del cómodo (aunque por culpa de la mencionada enfermedad, también tóxico) vientre materno.
Para acabar de arreglarlo, el guionista, Steve Vance, me escribío al día siguiente a los terribles sucesos algun email preguntándome por el paradero del editor del cual era amigo y del que no sabía nada.
Steve temía por la vida de Andy Helfer, al ser éste vecino cercano de las Torres. Yo temía por Andy, por Roger, por Núria, por el futuro, y me sentía angustiado por el inacabable parto que terminaría en cesárea, triste por toda la gente que había muerto, que de pronto para mí ya no eran algo lejano y abstracto, y en general, cabreado, muy cabreado.
En total, un estado de ánimo no muy compatible con la concentración que se requiere para dibujar.
Las cosas, poco a poco, volvieron a su cauce. Roger nació "ferpectamente", Núria, mi compañera, no tuvo complicaciones posteriores más allá de una depresión post parto que le duró exactamente 24 horas. Andy finalmente reapareció, pero releyendo los emails de 2 y 3 folios que me enviaba a mí, un perfecto desconocido para él, explicándome sus sentimientos y sus sugerencias (que aún ahora sólo entiendo a medias), pienso que el hombre estaba seriamente afectado por todo lo que le había ocurrido.
Y no es de extrañar.
No pudo regresar a su casa en varios meses, al estar en plena zona cero, y debía dormir en casa de amigos y conocidos.
Pero algo se había roto. Andy, como casi todos los norteamericanos entonces, sintieron que no era moral seguir mostrando la violencia en forma tan explícita como se había hecho hasta entonces, aunque fuera de forma ficticia, cuando tanta destrucción y muerte real se había producido al lado de su casa (este estado de, digamos "conciencia" duró cosa de un año, luego volvió la violencia, que no las tetas, a campar por sus respetos en el audiovisual estadounidense)
Pero por aquel entonces, comenzó Andy a realizar ciertas rectificaciones en mis dibujos.
Aquí muestro una de las que realizó, o más bien realizaron por su indicación. En la historia original escrita por Vance, un loco rico y poderoso inventa una droga que vuelve hiper agresiva a la gente. Naturalmente, el loco intentará destruir Nueva York (esto fue posteriormente eliminado por causas entonces obvias), pero no sin antes experimentar con su droga en un pueblo Egipcio.
Los campesinos egipcios se matan entre ellos.
La escena según el guión debía ser dantesca. Yo me recreé, creyendo que la historia necesitaba un poco de garra. Pero Andy no pensaba igual y decidió hacer rectificar la página por algún grafista en DC.
Al justificar la rectificación (bien, en realidad no fué una justificación, fué casi una bronca, aunque muy educada) Andy me habló de Hitchcock y la elipsis para narrar sin tener que mostrar explícitamente la violencia (Andy parecía olvidar que Hitchcock no desdeñaba el "gore" si creía que le venía bien a la historia). No fué el único caso en los 4 números que yo dibujé de la serie.

Me apetecía escribir sobre esto, y enseñarles una página original a lápiz y el resultado rectificado por Helfer. Tienen los datos, conocen la historia, juzguen ustedes mismos.
Debo reconocer que la mancha negra le da una fuerza a la página que antes no tenía. Tuve muchos motivos para la reflexión tras verla.